REFLEXIONES DE UN SER HUMANO

Reflexiones sobre las diferentes situaciones por las que pasamos en la vida, vistas desde un punto de vista abstracto y universal, y también con sentido común, sin radicalismos ni demagogias. Reflexiones sinceras sobre la vida y sus avatares.

martes, 5 de agosto de 2008

Sobre la opresión y la baja autoestima

Me cuesta lo indecible empezar a escribir sobre este tema, Dios sabe por qué. No sé si estoy o no en lo cierto, pero de nuevo voy a exponer mi más humilde opinión.
La autoestima... todos tenemos una, más o menos frágil, más o menos brillante, más o menos raida por los ratones..., a veces fuerte e infranqueable, a veces permeable, a veces quebradiza, a veces tan pequeña que ni sentimos que está ahí. Pero está. Y es como una mascota que no hace ruido ni ensucia, pero que necesita ser alimentada. Día a día.

Y ocurre a veces que esta pequeña mascota no sólo no es alimentada día a día sino que minuto a minuto es bombardeada con los cañones de la opresión. La Pequeña Mascota sabe su deber, se sabe perfeccionista y no se permite ni un error. Sueña con la perfección, se la exige a sí misma. Y eso no es malo, porque la realidad va marcando el camino y nadie de fuera te va censurando. Pero ¿y si hay alguien fuera que sí te censura?... Al principio haces la vista gorda, pasas del tema, te sientes fuerte e infranqueable. Con el tiempo, se hace permeable, las aguas de la opresión empapan tu preciosa autoestima. Más adelante, se va resquebrajando, pudriendo, desgarrando. Nada de lo que hagas está bien hecho, y cualquiera puede mejorarlo, y lo que no te apetece hacer, cualquier persona cierta estaría encantada de hacer, y si no sabes hacer algo, no vales para nada.

Me cansé. Me cansé de estar bajo el pie de la opresión, de escribir sobre cosas que me ocurren como si no fueran conmigo. Me cansé de escuchar palabras tóxicas sobre mi persona, sabiendo que yo me conozco y soy capaz de comerme el mundo si me lo planteo. Me cansé de ser lo último a defender y lo primero a criticar. Quien me critica tampoco es perfecto, ¿por qué he de acatar su crítica cuando no tiene razón? ¿Por qué ha de empapar mi pequeña y frágil autoestima con ese veneno corrosivo? Hasta hoy intenté buscar soluciones racionales a algunas cuestiones, y voy a seguir haciéndolo. No voy a dejar preguntas sin respuesta ni problemas sin solución, mientras me lo permita mi humilde sabiduría.

Voy a tejer una nueva autoestima, de un material tan resistente que ni el ácido más fuerte pueda corroer. Voy a demostrar lo que sé, lo que valgo, lo que soy. No se obliga al hombre a saber ser elegante, ni a la mujer saber llevar tacón. Cada uno es como es. Acépteme quien quiera, y quien no, que me deje en paz. Voy a dar lo mejor de mí, para mí, no para que nadie lo vea, con derecho al respeto que, como cualquier ser humano, merezco. Y cada noche, pondré mi cabeza en la almohada pensando que, aunque no agrade cien por cien a quien me acusa, yo he cumplido con el compromiso que me he propuesto al despertar.