REFLEXIONES DE UN SER HUMANO

Reflexiones sobre las diferentes situaciones por las que pasamos en la vida, vistas desde un punto de vista abstracto y universal, y también con sentido común, sin radicalismos ni demagogias. Reflexiones sinceras sobre la vida y sus avatares.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Arder


Arder
Sin consumirse,
Sentir
El escalofrío
Del abrazo caliente,
Sin quemar la piel.
 
Arder
Con la boca húmeda
Del beso tibio.

Arder
Con la piel helada
Y el corazón frío.

Arder
Sin llama,
Sin calor,

Arder
Por dentro…

miércoles, 27 de junio de 2012

La Llamada


Es curioso cómo a veces prestamos atención a tantas cosas a nuestro  alrededor y nos hacemos los sordos con lo que nos grita desde nuestro interior.  No suelo ser una persona impulsiva, más bien al contrario, intento controlar algunas sensaciones para que no me perjudiquen en mi día a día.  Controlar el tedio, la indiferencia, la reacción ante alguien  por quien no siento mucho afecto y que no me importa mucho, es relativamente fácil. Lo realmente  difícil es descifrar, y después controlar, aquel desasosiego, ese frío en la barriga sin aparente motivo.

Y ahora sé que eso es una llamada de atención, un síntoma, de que algo dentro de nosotros quiere ser tenido en cuenta. Después de casi tres años  encubriendo mis  sentimientos con una capa de conformismo, descubrí que, si yo no quise renunciar a mis orígenes, a mis raíces, es  porque tengo un deseo desesperado por volver a ellas.

Si yo salí de España, de Málaga, de Madrid, de Sevilla…, ninguno de esos lugares salió de mí, y ese sentimiento quema cada vez más, y cada vez más me alegra pensar en volver, si tuviese una oportunidad.

No voy a negar que si hubiera cumplido mis sueños, estaría más conformada aquí.  Conformada, no feliz. Ahora descubrí que mi sensación de ser un bicho raro, un pez fuera del agua… no se debe al tamaño de mi casa o al valor de mi coche, se debe a una diferencia cultural que no soy capaz de superar, porque tengo certeza de que si me tocase la lotería y comprase una mansión y  el coche del año no soportaría  ser respetada exclusivamente por eso, lo que me convierte, realmente, en un bicho raro y en un pez fuera del agua…

Lo que me deja más triste es la falta de libertad para ser así, la sensación de exclusión por pensar de esa forma. Por  eso mismo, tomé una decisión: Si no me siento mejor hasta el fin de este año, vuelvo a casa por Navidad…

miércoles, 30 de mayo de 2012

A mi Padre


      A pesar de todo, aunque no te vea, aunque a veces no pueda hablar contigo, me he dado cuenta de que estás velando por mí.
     A pesar de lo poco que sé que he hecho por ti, tú sigues pensando en cómo puedes ayudarme.
    A pesar de todas esas cosas, y del poco tiempo que nos hemos visto en los últimos años, tú sigues pensando de aquella manera tan poco egoista  , y me ayudas, aún sabiendo que esa ayuda me aparta físicamente  de ti aún más…
Quiero pensar que , a pesar de las distancias, y por más que no lo manifiestes verbalmente, nos quieres y nos echas de menos, y te gustaría vernos más a menudo, y presiento, que en algún lugar de tu alma, estás sufriendo  mi sufrimiento, sintiendo mi necesidad, y que también  te ilusionas con la idea de que pueda dejar atrás tanta miseria.
    El cómo o el porqué de haber llegado a esta situación, a estas alturas, es lo que menos importa, lo que importa de verdad es que cuando me quedé sin madre pensé que las circunstancias me alejarían de mi padre, como así ha sido. Lo que yo no sabía era que en la distancia iba a tener un padre  preocupado, cuidadoso, pendiente de mí…Era un padre que no conocía… y que me alegro de haber conocido. Porque no hace falta hacer muchos discursos, ni escribir largos libros para describir los sentimientos. Muchas veces basta un gesto –y sólo un gesto- para percibir la grandeza y la nobleza de los sentimientos de alguien.
Sabía que eras noble, siempre lo supe, pero nunca lo había probado hasta ahora. No me extraña que una mujer te amara durante 60 años, y que, en su último dia , te mandara un beso…
   Hay quien pueda pensar que todo esto tiene que ver con ayudas materiales. Sí y no. La ayuda material sólo ha descubierto al ser humano y al padre que nunca llegué a conocer por estar oculto detrás de mi madre, y que ahora, por las circunstancias, ha salido a la luz. Si tan sólo hubiese sido testigo y no beneficiaria, más me hubiese  sentido orgullosa de conocer a un ser humano así, y de que ese ser humano, además, sea mi padre.

   No sé cómo agradecer tanto apoyo, pues no me lo esperaba; no es millonario, pero dentro de él hay un tesoro que no tiene precio, y que todos deberíamos apreciar ahora que brilla por sí solo, ahora que no se esconde detrás de nadie. 


   Escrito en Septiembre de 2009. Sin fecha de caducidad.

domingo, 19 de abril de 2009

Aniversario de Luto

Qué caro sale comerse las emociones, las tristezas, los recuerdos...
Qué caro sale mirar hacia atrás y recordar a los que ya no están, a los que ya no vamos a ver, aunque estén viviendo dentro de nosotros.
Qué caro sale pensar en las cosas que podrían ser si no nos faltara alguien.
Qué caro, qué triste y qué amargo, recordar impunemente tanta bondad, tanta belleza, tanto amor, tanta fuerza, tanta fragilidad, tanta vida.
Qué caro nos sale querer llenar todo ese vacío inmenso un día tras otro, sin remedio ni solución.
Qué caro me sale mirar a mi hijo, y pensar que quien ya se fue nunca le conocerá, ni le abrazará, ni le podrá hablar lo lindo que es.
Que caro sale todo eso, porque cuesta mucho, mucho trabajo, muchas lágrimas, muchos recuerdos.
Lo mejor de todo eso es que pagando ese precio, mantenemos en nuestro corazón y en nuestra mente, de forma inmortal a aquellos que nos faltan hoy.


A MI MADRE EN EL 2º ANIVERSARIO DE SU FALTA

sábado, 21 de marzo de 2009

Reencontrarse, reinventarse, replantearse...

A veces, se necesita salir de sí mismo, mirarse desde fuera, adivinarse los pensamientos y los recuerdos y sentir cómo uno fue, cómo sintió, cuánto cambió. Y el visitar lugares de nuestro pasado es una excelente terapia. Es como mirarse en un espejo del tiempo, que te dijese de dónde vienes, y entonces, te reencuentras, te redescubres, ves que ya no eres igual y te ubicas en tu nueva postura... Ahí es donde meditas en las decisiones, las circunstancias, todas aquellas cosas que te han convertido en quien eres, y descubres cómo si darte cuenta, sin forzar la máquina, te has reinventado y que, curiosamente, estás más contento contigo mismo, a pesar de los vaivenes de esta vida.

El tiempo pasa, y deja su huella inexorable en los barrios, los edificios, los negocios, sus dueños... y te preguntas qué habra pasado con aquellas personas con las que creciste, a las que conociste ayer y hoy ya no tienes más noticias. Pero sería misión imposible saber qué fue de todos ellos, cómo evolucionaron sus vidas, cómo les va hoy.

Y sigues con tu paseo filosófico y a la vez con tu viaje interior. Hay cosas que antes no harías que hoy no dudarías ni un instante, otras que querrías hacer igual si tuvieses la oprtunidad, y otras que, al recordar en el tiempo, sabes con certeza que nunca harías por nada del mundo, ni te sentirías bien haciéndolas. Y es ahí donde ves lo mucho que has cambiado, donde empiezas a reconocerte a tí mismo, es ahí cuando ves dónde empiezas y dónde acabas.

Este viaje simbólico, a la vez que te hace consciente de lo que fuiste, te limpia de todo ese pasado, te hace partícipe de tu propia vida actual, te muestra en el espejo del tiempo el lugar en el que estás, para así poder mirar al futuro, y crear tu propia senda, de forma que tus principios y tú vayais satisfechos y conscientes de la evolución que estás experimentando a lo largo y ancho del camino.

Ya estás en el punto de partida para un nuevo comienzo, replantear tu vida a tu medida, a partir de todas esas cosas que sólo tú sabes medir y has medido dentro de tí. Sabiendo lo que quieres hacer y lo que no. A punto de imaginar e ilusionarse con un nuevo futuro hecho para tí, unos nuevos planes, una nueva vida en la que puedas hacer todo aquello a lo que has sido llamado a través del tiempo de tu vida, con emoción y con una amplia sonrisa.

martes, 5 de agosto de 2008

Sobre la opresión y la baja autoestima

Me cuesta lo indecible empezar a escribir sobre este tema, Dios sabe por qué. No sé si estoy o no en lo cierto, pero de nuevo voy a exponer mi más humilde opinión.
La autoestima... todos tenemos una, más o menos frágil, más o menos brillante, más o menos raida por los ratones..., a veces fuerte e infranqueable, a veces permeable, a veces quebradiza, a veces tan pequeña que ni sentimos que está ahí. Pero está. Y es como una mascota que no hace ruido ni ensucia, pero que necesita ser alimentada. Día a día.

Y ocurre a veces que esta pequeña mascota no sólo no es alimentada día a día sino que minuto a minuto es bombardeada con los cañones de la opresión. La Pequeña Mascota sabe su deber, se sabe perfeccionista y no se permite ni un error. Sueña con la perfección, se la exige a sí misma. Y eso no es malo, porque la realidad va marcando el camino y nadie de fuera te va censurando. Pero ¿y si hay alguien fuera que sí te censura?... Al principio haces la vista gorda, pasas del tema, te sientes fuerte e infranqueable. Con el tiempo, se hace permeable, las aguas de la opresión empapan tu preciosa autoestima. Más adelante, se va resquebrajando, pudriendo, desgarrando. Nada de lo que hagas está bien hecho, y cualquiera puede mejorarlo, y lo que no te apetece hacer, cualquier persona cierta estaría encantada de hacer, y si no sabes hacer algo, no vales para nada.

Me cansé. Me cansé de estar bajo el pie de la opresión, de escribir sobre cosas que me ocurren como si no fueran conmigo. Me cansé de escuchar palabras tóxicas sobre mi persona, sabiendo que yo me conozco y soy capaz de comerme el mundo si me lo planteo. Me cansé de ser lo último a defender y lo primero a criticar. Quien me critica tampoco es perfecto, ¿por qué he de acatar su crítica cuando no tiene razón? ¿Por qué ha de empapar mi pequeña y frágil autoestima con ese veneno corrosivo? Hasta hoy intenté buscar soluciones racionales a algunas cuestiones, y voy a seguir haciéndolo. No voy a dejar preguntas sin respuesta ni problemas sin solución, mientras me lo permita mi humilde sabiduría.

Voy a tejer una nueva autoestima, de un material tan resistente que ni el ácido más fuerte pueda corroer. Voy a demostrar lo que sé, lo que valgo, lo que soy. No se obliga al hombre a saber ser elegante, ni a la mujer saber llevar tacón. Cada uno es como es. Acépteme quien quiera, y quien no, que me deje en paz. Voy a dar lo mejor de mí, para mí, no para que nadie lo vea, con derecho al respeto que, como cualquier ser humano, merezco. Y cada noche, pondré mi cabeza en la almohada pensando que, aunque no agrade cien por cien a quien me acusa, yo he cumplido con el compromiso que me he propuesto al despertar.

jueves, 1 de mayo de 2008

Sobre el rencor y el rechazo

Quién no ha sentido alguna vez rencor por alguien que te ha jugado una mala pasada. Y quién, después del disgusto inicial, no ha sentido el regusto rancio del rechazo por esa persona. A veces se pasa tan rápido que casi ni nos enteramos, y volvemos a vivir... A veces se nos queda dentro, y nos encangrena la existencia. No podemos evitar estos sentimientos, porque somos humanos, tenemos un ego y somos nosotros quienes cuidamos de él, pero hay ciertos sentimientos que nos frenan como personas, y uno de los más potentes es el orgullo.

Me atrevería a decir que uno se queda más o menos dolido en una situación en función del orgullo que se atesora. Porque cuando nos hacen una faena cualquiera, siempre pensamos que no nos merecemos eso en retorno por nuestra amistad, confianza, etc..., pero si atesoramos mucho orgullo, la sensación crece como la masa de pan con la levadura. Y ahí empieza el verdadero círculo vicioso que no nos deja evolucionar para bien. El rencor provoca rechazo, el rechazo, odio, el odio, intolerancia, la intolerancia, tristeza, ésta a su vez, amargura, y al fín, ésta última nos recuerda aquel viejo rencor que alimenta tanto nuestro amado ego.

¿Que cómo podemos salir de este círculo? No es tan difícil. El primer paso es aquel concepto tan bíblico como es el perdón. El perdón es elevadamente liberador, para el perdonador y también para el perdonado. Al último le libera del peso de la culpa, que no es poco, y al primero le libera de su propio orgullo, que si lo colocamos en una balanza, puede que pese más que la otra. El perdón trae tolerancia, la tolerancia, desimportancia, y ésta última, libertad.

Vale, vale, que hay que ser bueno pero no tonto... , no se trata de eso. Se trata de perdonar como un acto sincero y liberador pero guardar esa experiencia -aquello de perdonar pero no olvidar- sin pensar en una posible venganza. Aceptar que el ser humano no es perfecto, que nosotros a veces inconscientemente, también hacemos daño a nuestros semejantes. A veces, este proceso exige una solución drástica, de separación física, de olvido mutuo... no hay problema si ya de corazón nos hemos liberado de esa carga. Lo importante es que vivamos en libertad con nosotros mismos, porque al fín y al cabo somos los únicos que podemos vivir nuestra propia vida.